miércoles, 4 de junio de 2014

TEMPLOS Y CONTRUCCIONES BIBLICAS

A finales de los años setenta, creo recordar, se hizo muy conocida una canción del poeta y cantautor nicaragüense Carlos Mejía que popularizó en España la artista cubano-española Elsa Baeza, denominada “Credo”, un tanto revolucionaria en la época. Esta canción tenía un estribillo bastante “pegadizo” que seguro muchos de los lectores recordarán, decía: “Creo en vos (refiriéndose a Dios), arquitecto e ingeniero; artesano y carpintero, albañil y armador. Creo en vos constructor del pensamiento, de la música y el viento, de la paz y del amor.” Yo era muy, muy pequeña cuando esta canción se popularizó en España pero, se me quedó grabada la imagen de un Dios arquitecto, ingeniero, artesano…, de un Dios ejerciendo múltiples profesiones… Con el tiempo está canción fue “encajando” más en mi estructura de pensamiento, comprendiendo los diferentes significados del “ejercicio profesional de Dios” que remarca el estribillo de esta canción. Este último fin de semana me ha sorprendido una noticia que ha pasado prácticamente desapercibida pero que me ha llamado la atención por la trascendencia de la misma y por el significado del “lugar reivindicado”. La noticia hacía referencia al dictamen de un juez de la Corte de Jerusalén aceptando como válida una reivindicación de las mujeres hebreas que solicitaban rezar libremente en el Muro de las Lamentaciones; hasta la fecha solo los hombres podía rezar u orar en el Muro, las mujeres tenían que hacerlo en horarios diferentes y en una parte determinada del Muro; sentencia que no ha gustado al sector más ortodoxo del judaísmo y que han recurrido pero, hoy por hoy, las mujeres hebreas podrán acudir a orar al Muro de las Lamentaciones. La trascendencia y repercusión de este hecho es bastante importante y requiere de tiempo para meditar y analizar sobre la misma pero, no nos vamos a detener en este análisis; el post de hoy quiero dedicarlo precisamente a este lugar que siempre ha estado en el punto de la polémica, de disputas, de encuentros y desencuentros, de discordias…, un espacio que, al estar ante él sientes el peso de la historia y “comprendes” gran parte la raíz de muchos de los conflictos bélicos que se producen en este territorio…; uno de los lugares con más sentimiento espiritual que puede haber en el mundo, en él confluyen las tres principales religiones del mundo. Este lugar santo para musulmanes, judíos y cristianos “nació de una de las profesiones que Dios ejerció”, la de arquitecto y, el elegido para levantar “sus planos”, un rey sabio, el rey Salomón, hijo del rey David.

Muro de las Lamentaciones (Jerusalén) Fuente: www.erealcala.blogspot.com.es
CHECAR VIDEO DE LA CONSTRUCCION https://www.youtube.com/watch?v=k8A5HUNSYHM
Pues, aquí, en el “principio del principio” arranca esta historia que tendrá sus influencias en muchos de los monumentos que hoy contemplamos, admiramos y disfrutamos, como el Monasterio de El Escorial. Según la tradición judía, el lugar elegido por Dios para la construcción de su templo donde guardar el Arca de la Alianza fue el monte Moriah, donde se ubica hoy la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, conocido este espacio como la explanada de las mezquitas, el Muro de las Lamentaciones forma parte del recinto exterior de este complejo. Según la religión musulmana, desde este lugar, el profeta Mahoma subió al cielo, convirtiéndose por tanto en el lugar más santo para los musulmanes y, en el templo de Israel Jesús predicó a los judíos el Nuevo Evangelio que él representaba, templo que “destruiría” y “levantaría en tres días”, haciendo alusión a su muerte y resurrección, al comienzo del Nuevo Evangelio y del cristianismo. Pero también, el monte Moriah es para los judíos el monte donde, según nos cuenta el Génesis, Abraham subió con su hijo Isaac para ofrecerlo en sacrificio a Dios, sacrificio del que Dios lo liberó. No vamos a profundizar en el significado religioso, nos vamos a detener hoy, luego profundizaremos en posteriores post, en ese primer templo que Dios, “como arquitecto”, mandó construir a Salomón.
El libro primero de los Reyes, capítulo 6, versículos 1-38 lo expone claramente y, en el capítulo quinto se narra cómo fueron los preparativos y se dieron las condiciones propias de Paz para poder levantar el templo. Reconstrucción del Primer Templo de Salomón. El capítulo sexto del libro primero de los Reyes dice así: “El templo erigido por el rey Salomón a Yavé tenía setenta codos de largo, veinte de ancho y treinta de alto. El vestíbulo de delante del santuario tenía veinte codos de longitud, a lo ancho del edificio, y diez codos de anchura, a lo largo del mismo. Hizo al templo ventanas cerradas con rejas, y construyó, adosado al muro del templo, un anejo de tres pisos en torno del santuario y del santísimo, e hizo en derredor departamentos. La planta baja tenía cinco codos de anchura; el piso del medio, seis, y el tercero, siete; pues había dispuesto en el muro exterior del templo, todo en derredor, una entalladura, para no tener que empotrar en los muros del edificio. En la construcción del templo se emplearon piedras entalladas en la misma cantera, de suerte que mientras se construía el edificio no se oyó golpe de martillo, de hacha u otro cualquier instrumento de hierro en el templo. La puerta de entrada al departamento interior estaba al costado derecho del edificio, y por una escalera de caracol se subía al intermedio, y del intermedio, al tercero. Una vez que hubo construido y ultimado el edificio, lo recubrió con artesonado de cedro. Construyó los departamentos que rodeaban al templo de cinco codos de altura y los trabó al edificio con vigas de cedro.

 Así que ultimó Salomón la fábrica del templo, recubrió las paredes interiores del edificio con planchas de cedro, desde el pavimento del templo hasta las vigas del techo, revistiendo así de madera todo el interior; y el suelo del templo lo revistió con planchas de ciprés. También recubrió los veinte codos de la parte posterior del templo con planchas de cedro, desde el suelo hasta las vigas, y destinó el interior para santísimo; y los cuarenta codos delante del santísimo constituían el santuario. De cedro era todo el interior del edificio, con bajorrelieves de coloquíntidas y guirnaldas de flores. Todo era cedro. Nada de piedra se veía. En el fondo del edificio, por dentro, erigió el santísimo, para colocar allí el arca de la alianza de Yavé. El santísimo, para colocar allí el arca de la alianza de Yavé. El santísimo, que tenía veinte codos de largo, veinte codos de ancho y veinte de alto, lo cubrió de oro puro; pero el altar lo hizo de cedro, para delante del santísimo, recubriéndolo también de oro puro. Todo el edificio lo revistió de oro de arriba abajo.                
Y todos los muros del templo, en derredor, los hizo esculpir con bajorrelieves de querubines, palmas y flores, por dentro y por fuera. El pavimento del templo lo revistió de oro, así dentro como fuera. Para la entrada del santuario hizo batientes de madera de olivo; el dintel y las jambas formaban un pentágono. Ambos batientes de la puerta eran de madera de olivo, y sobre ellos hizo esculpir entalladuras de querubines, palmas y guirnaldas de flores, recubriéndolas de oro, incluso los querubines y las palmas. Hizo asimismo para la entrada del santuario jambas de madera de olivo, pero cuadrangulares, y dos batientes de madera de ciprés, cada uno de los cuales tenía dos hojas giratorias, con entalladuras de querubines, palmas y guirnaldas de flores, recubriéndolo de oro exactamente ajustado a las figuras. Y, en fin, construyó el atrio interior con tres hileras de sillares y una de vigas de cedro.” (REYES I, 6, 1-38.). Reconstrucción del primer Templo de Salomón.

He querido reseñar la práctica totalidad del texto Bíblico donde se recoge la construcción del templo por parte del rey Salomón, donde en su reinado, a diferencia del de su padre David, reinó la Paz, por ello pudo levantar el templo, ya que, aparte de ser un relato ameno, creo interesante tener la referencia en este primer post del “dictado de los planos” sobre los que se erige este primer templo del que no queda constancia arqueológica alguna, solo el texto Bíblico es la referencia para hacernos una idea sobre cómo pudo ser pero, sobre este texto se pensaron y construyeron varios edificios, como el Monasterio del Escorial, Santa Sofía de Constantinopla o incluso en la actualidad varios templos en EE.UU. influenciados por ese “misterioso” templo dedicado a albergar el Arca de la Alianza que, sustituyó al Tabernáculo que, desde el Éxodo custodiaba el Arca y donde se rendía culto a Dios y fue considerado el edificio más perfecto o ideal al ser diseñado por el mismo Dios. De esta descripción es complicado poder reconstruir exactamente como debió ser el primer templo pero, se deduce que tuvo que ser un templo de pequeñas dimensiones orientado sobre un eje longitudinal Este-Oeste, con unas dimensiones de unos 27 metros de largo, 9 de ancho y 13,5 metros de altura correspondientes a los 60, 20, 30, codos señalados. Podemos entender que se trataba más bien de una pequeña capilla palatina ya que el culto se hacía en el exterior. A ambos lados de la entrada principal había dos columnas que respondían al nombre: Jaquín y Boaz. Se accedía al templo (solo los sacerdotes) por medio de una gran puerta revestida en oro y, tras esta puerta se encontraba el vestíbulo o Musam y, pasado el vestíbulo se hallaba el Hajal o Santísimo, el lugar sagrado, iluminado por una serie de ventanas altas. Toda la estancia fue cubierta como dice el texto Bíblico por madera de cedro. En la parte trasera del templo y a un nivel más alto, se encontraba la tercera cámara o Permit con forma de cubo de unos 10x10x10 metros (20x20x20 codos), en el centro de este espacio se custodiaba el Arca de la Alianza y dentro del Arca se guardaban las Tablas de la Ley que Dios entregó a Moisés donde figuraban los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Reconstrucción comparativa entre el primer y el segundo Templo de Salomón. Fuente: www.asinbe.com
Tras múltiples invasiones y profanaciones que sufrió el templo por parte de la cultura sirio-fenicia, finalmente el templo fue destruido por el rey babilónico Nabucodonosor II en 586 a. C., quien además llevó cautiva a una gran parte de los habitantes del Reino de Judá hacia tierras caldeas en lo que se llamó el Éxodo de Babilonia. Y hasta aquí esta primera parte sobre el Templo de Salomón, en el siguiente post veremos la reconstrucción del templo, la visión del profeta Ezequiel en influencia en otros edificios, su destrucción y el Muro de las Lamentaciones, la creación de la explanada de las mezquitas y, la influencia en multitud de edificios y pinturas desde el Renacimiento a la actualidad. Vista aérea del Monasterio del Escorial (Madrid)

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